En pantalla grande

Esta mañana de Reyes, recién despertada me he puesto a pensar desde mi cama en que entrada podría hacer hoy para el blog, y ello me ha llevado a pensar en porque elegí este tema para darle vida. Y creo que es porque tengo muchos recuerdos asociados al cine.

¿No os pasa a vosotros que recordáis perfectamente la primera película que fuisteis a ver en esa pantalla enorme y esas butacas tan cómodas? ¿O cuanto fuisteis al cine con vuestros amigos sin compañía de un adulto? O aquella primera vez con un chic@s (me refiero a la primera vez que viste una película sol@ con un churri, no vayáis a pensar mal...). Las películas que os hicieron reír, llorar, pensar, que os dejaron tocadas durante el resto de la tarde y a veces del día siguiente... El cine provoca tantas emociones.

Yo no recuerdo la primera película que fui a ver al cine, seguramente sería una de dibujos, pero si recuerdo que siendo pequeña mi madre y mi tía nos llevaron a mi prima, mi hermana y a mí a ver Mujeres al borde de un ataque de nervios. Supongo que no entendí nada de la película, pero en mi adolescencia esa paso a ser una de mis películas favoritas.También guardo en mi memora el cine-forum que hacían en mi colegio los domingos por la tarde al que íbamos con las palomitas echas en casa y nuestro carné de cartón. ¡Como fue ver así de grande Fantasía!

También tengo en mi recuerdo cuando fui a ver La Máscara sola con mis amigos, por primera vez sin mis padres. O a ver con toda la clase Sé lo que hicisteis el último verano, aquella tarde que nos dieron fiesta en el instituto por haber ganado el concurso de disfraces anual. O como abrace a aquel chico cuando aparecía la niña del armario en Los otros. Que el nudo de la garganta viendo 21 gramos no se me fue hasta pasadas más de 24 horas. O que durante los primeros tres cuartos de hora de La vida secreta de las palabras sentí la mayor incomprensión hacia una persona que recuerdo, para luego en dos segundos sentirme fatal por prejuzgar a Hanna en aquella película y pensar que lo hago demasiado a menudo en mi día a día.

Me he dado cuenta que el cine en sí es una emoción importante en mí vida. Cuando no me encuentro bien anímicamente voy sola al cine, como si fuera una terapia. Sin embargo también representa una de las actividades más sociales para mí, pues me encanta quedar en casa a ver una peli con amig@s.

Aunque creo que cuando realmente se disfruta del cine es al verlo en pantalla grande, pero se ha puesto tan caro últimamente... Existen opciones más económicas pero hay que buscarlas, mi recomendación al respecto es el Cineclub Cerbuna organizado por la Universidad de Zaragoza en el Colegio Mayor Universitario Cerbuna. Durante un año, mi amiga Susana y yo nos hicimos asiduas de la última sesión de los domingos. Por ejemplo allí descubrí por casualidad a Pequeña Miss Sunshine y ahora se ha convertido en una de mis películas favoritas.

Con esta nota autobiográfica también quiero decir que es muy importante pensar antes de recomendar una película o mostrársela a otro, porque les estamos aportando sensaciones y recuerdos. Por ello debemos estar aún más pendientes de esto cuando trabajamos con adolescentes. No vale "ponerles" cualquier película ni programar una sesión de cineforum sin más. El cine está cargado de valores y no podemos olvidar que educamos con él.